Las temperaturas más suaves que trae la primavera son perfectas para empezar a hacer planes al aire libre; entre ellos, ir a caminar junto al mar para sentir el fresco del Mediterráneo y respirar la esencia de la Costa Brava desde sus senderos. Los caminos de ronda recorren el litoral y descubren a los caminantes todos los secretos de la fauna y flora mediterránea.
En Lloret de Mar pasan dos tramos del sendero Mediterráneo GR92, un sendero de gran recorrido (583 km) que discurre por todo el litoral catalán, mostrando pequeñas calas, playas y paisajes marítimos. Durante todo el recorrido se alternan paisajes forestales litorales, con el pino blanco como protagonista, con pequeñas calas y playas, ofreciendo la posibilidad única de pasar por caminos de ronda (antiguos caminos utilizados para la vigilancia ante ataques marítimos o contrabandistas) que permiten disfrutar de sitios emblemáticos en medio de los acantilados.
El camino de ronda que se extiende desde la vibrante playa de Lloret hasta la tranquila playa de Fenals —con tan solo 2,3 kilómetros de recorrido— invita a todos a una jornada de descubrimiento y belleza paisajística. Se trata de una ruta por los caminos y bosques de pinos y encinas que bordean la costa lloretense y que permiten disfrutar del paisaje natural de la línea de la Costa Brava, así como de la rica historia y cultura de Lloret. Estas seis son paradas indispensables.
El inicio del camino de ronda está marcado por este museo que propone un viaje para conocer parte de la historia de la ciudad, desde la época en que la playa de Lloret acogía la construcción de barcos hasta los viajes a América con capitanes y marineros que comerciaban con café, tabaco o algodón. Cada sala explica un fragmento de la historia de Lloret y su estrecha relación con el mar Mediterráneo, a través de experiencias sensoriales y visuales.
Nombrado en honor al famoso poeta catalán, este paseo ofrece vistas espectaculares del mar y es un testimonio de la inspiración que los artistas han encontrado en Lloret de Mar a lo largo de los años. Entre la casa Garriga — edificada en 1887— y el edificio consistorial, queda un paseo de arena roja rodeado de palmeras que recuerda al ambiente colonial de las Américas. El color rojizo de la arena se debe a la mezcla de arena arcillosa con el trencadís de ladrillo rojo.
También conocida como Venus de Lloret, esta bonita escultura de bronce — obra del artista Ernest Maragall— que se puede contemplar al final de la playa de Lloret es un homenaje a la mujer de la época marinera, que a menudo era la responsable de llevar adelante la familia mientras el hombre iba a buscar fortuna al otro lado del Atlántico. Alrededor de esta figura se ha creado una leyenda que cuenta que la persona que mire al horizonte (como la estatua) y al mismo tiempo toque con la mano el pie derecho de la escultura verá realizados los deseos que formule en ese momento.
Este pequeño paraíso escondido es un tesoro para quienes buscan un momento de tranquilidad y conexión con la naturaleza. Rodeada de rocas y vegetación, es un lugar ideal para darse un baño refrescante lejos de las playas más concurridas; además, está especialmente recomendada para pescar o hacer snorkel, ya que es una zona rica en las diversas especies de peces de roca que pueden encontrarse en la Costa Brava.
Situado en la cima de la montaña que separa las playas de Lloret y Fenals, es una torre emblemática del municipio con una fecha de construcción que data del siglo XI d. C. y que ofrece una lección de historia al aire libre y unas espléndidas vistas de la costa. Desde 1965 se inició la recuperación de los restos del castillo original, pero no fue hasta 1983 que el Ayuntamiento consiguió los permisos para reconstruir la torre, que en la actualidad puede visitarse.
Fenals es la segunda playa más grande de Lloret de Mar, con una extensión de 700 metros, y se encuentra situada en una bahía resguardada de los vientos por un macizo que la separa del núcleo urbano y de la playa de Lloret. Sus aguas calmas y arena dorada son el escenario ideal para relajarse después de la caminata; sin olvidar su precioso mirador, el lugar perfecto para capturar el espíritu tranquilo y relajante de este enclave costero y el broche de oro a un paseo lleno de descubrimientos y belleza natural.